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Testimonios de Pacientes

Los dolores eran insoportables, las diarreas incontenibles, toda mi ansiedad y mis emociones se ubicaban en mi abdomen. Las nauseas
Tuve anorexia a los 15 años. Entré a un centro para curarme donde estuve 6 años. Mis diarreas y vómitos
Desde que comencé el tratamiento, sólo llevo 5 sesiones con la Lic. Silvia Bernstein, apareció una nueva luz en mi
Yo llegue al consultorio de Silvia, en una situación donde ya no me soportaba más estar pendiente de mi estreñimiento
Soy una persona que jamás confié, y en parte sigo igual, en ningún tipo de terapia psicológica. Pero, cuando se
A fines del año 2003 y después de una búsqueda constante, con la consulta a muchos profesionales cayó en mis
Silvia, a poco tiempo de haber comenzado el tratamiento realmente estoy notando diferencias positivas. Antes de comenzar estaba convertido en
Mi nombre es Sandra, tengo 26 años. Estoy agradecida con Silvia y con mis compañeros de grupo. Realmente logre cortar
Estando de vacaciones en febrero de 2007 comencé a sufrir los síntomas que se presentaban en general luego de las

Mi Mensaje de Aliento

Los dolores eran insoportables, las diarreas incontenibles, toda mi ansiedad y mis emociones se ubicaban en mi abdomen.

Las nauseas también eran un síntoma recurrente. Harta de visitar médicos gastroenterólogos que solo me medicaban unas gotitas encontré a Silvia en Internet.

Ella, además de terapeuta era alguien con quien yo podía identificarme porque había pasado por lo mismo, por la misma enfermedad.

El síndrome del colon irritable apareció cuando tenía 19 años, y se manifestaba cada vez más seguido, y como sentía que a mis intestinos yo ya no los podía controlar, empecé a deja actividades como por ejemplo viajar, salir a comer afuera, o comer con amigos, sentía que nadie iba a entender por que de golpe dejaba de comer y me dirigía al baño, y por sobre todas las cosas sentía TERROR a descomponerme fuera de mi casa.

Pensaba en qué podía ser de mi si los dolores y la “urgencia de baño” me tomaban por sorpresa.

Hoy, después de tres años de haber detectado la enfermedad y a nueve meses de tratamiento terapéutico me encuentro mucho mejor, y con más recursos para hacerle frente a las posibles recaídas, que ya hace tiempo he dejado de tener. Entiendo ahora que esta enfermedad a pesar de no ser grave en sí misma, trae aparejado el tener una mala calidad de vida, además de la frustración, la rabia contenida y el desaliento, “sentirnos bichos raros” porque nadie nos entiende.

Agradezco mucho a Silvia, quien siempre estuvo a mi lado para explicarme de que se trataba todo esto y lo sigue estando. Agradezco también, a mi novio, Gastón que me entendió en cada momento, y se interiorizo en el tema para poder ayudarme. Y por último, deseo dejar un mensaje para todos aquellos que se encuentran padeciendo lo mismo: No se queden sufriendo, porque hay formas de sanar y vivir sin esta dolencia.

Eliana.

Cobrando Recursos

Tuve anorexia a los 15 años. Entré a un centro para curarme donde estuve 6 años. Mis diarreas y vómitos empezaron con mis estudios terciarios.

Cada vez que tenía que rendir un examen era trágico. Recurrí a la clínica nuevamente pero quisieron retenerme alegando una recaída y, ahora, posible bulimia.

Pasé luego por gastroenterólogos que no supieron qué decirme. Recuerdo con un sabor amargo la Navidad del 97, la cual la pasé junto con mi madre en una clínica atendida por médicos de guardia, los cuales me dieron un medicamento para parar la diarrea.

El Año Nuevo lo pasé en mi habitación junto a mi novio, escuchando cómo la “gente sana” se divertía. Vivía con Suprasec en el bolso ya que las pastillas de carbón así como entraban salían. Me hice análisis de materia fecal, para ver si eran parásitos, el cual me dio obviamente negativo. Bajé mucho de peso. Me sentía débil, muy frágil y con mucho frío.

No quería salir de mi casa por miedo a que me agarrase diarrea o me descomponga afuera. Necesitaba estar cerca de “mi baño”, por cualquier urgencia. Siempre ese miedo me paralizaba no pudiendo disfrutar de las pocas reuniones a las cuales asistía sin ninguna gana.

Agradezco haberte encontrado, Silvia, ya que me diste las armas para poder relajar mi vientre cuando estuve desesperada. Además me ayudaste diciendo que había otra gente que padecía lo mismo que yo y que no era una enfermedad incurable.

Agradezco también a mi novio por la paciencia y respeto con que tomó mi disfunción. A los que sufren como yo alguna vez sufrí, les digo que se puede vivir mejor, solamente abriéndose, exponiendo sus problemas y creyendo que existe la salida y que se puede salir dando el primer paso.

Edel.

Introduciendo otra mirada dentro de mí

Desde que comencé el tratamiento, sólo llevo 5 sesiones con la Lic. Silvia Bernstein, apareció una nueva luz en mi vida. Leyendo el libro que editó, escuchando dos veces por día su voz que induce al relajamiento profundo para introducir dentro de mí otra mirada sobre mi organismo, el dolor disminuyó, los estados emocionales negativos fueron bajando su intensidad.

Quiero dar ejemplos concretos para transmitir los cambios que pueden producirse a través de este tratamiento:

Creía ser sino la única, una de las pocas personas que sufren de C.I. Tampoco sabía que así se llamaba todo este cúmulo de malestar y dolor que me habían diagnosticado hace 35 años como “dispepsia fementativa crónica”. Pero ya no aceptaba más tener que vivir siempre con esto aunque ningún médico podía explicarme en qué consistía esta enfermedad.

Decidida con mi familia a buscar alivio, descubrimos por Internet que había esperanzas para lo que, ahora sé, es una disfunción, una patología que puede mejorar ampliamente los síntomas.

Relajándome profundamente logro controlar el dolor que cada vez es más espaciado y menos intenso.

Han cambiado muchísimo mis estados de ánimo, he tomado conciencia de que no me irrito como antes ante las mismas situaciones (por ejemplo, cuando mis perras rompen las plantas de mi casa o los juguetes de mis nietos).

Además, tuve una hermosa experiencia cuando regresé de un viaje a Cariló en ómnibus y mi nieta Milena, de once meses se durmiá sobre mi panza dolorida y noté al rato que el dolor había desaparecido. Darme cuenta que el amor, y el contacto físico, ayuda a curarse fue un descubrimiento que me colmó de placer.

Mónica

Puedo hablar de todo con naturalidad y sentirme mejor

Yo llegue al consultorio de Silvia, en una situación donde ya no me soportaba más estar pendiente de mi estreñimiento y mi panza, si estaba hinchada, si me dolía o que, la verdad no pase por tratamientos médicos sino que cuando más me atacaba este síndrome me ponía nerviosa o cuando ya casi no estaba me olvidaba, aunque levantarme y ver si mi panza estaba hinchada era ya pronosticar como iba a ser mi día panza chata buen día panza hinchada mal día, pero me di cuenta que necesitaba alguien que me escuche y no un amigo sino alguien que me pueda dar una solución, yo fui con Silvia.

Desde el primer momento me sentí muy contenida por ella hasta por Betty cuando me recibía con el perro Bernardo, todo en un clima muy cálido y armonioso que me permitió a mi poder hablar con Silvia sin guardarme nada con total naturalidad y confianza y hacerme ver y yo darme cuenta que mi problema no es mi panza sino son otras cosas que yo volcaba ahí como mis emociones, y eso me ayuda al día de hoy ver cuando me estoy por poner nerviosa y tratar de tranquilizarme hay días que puedo otros no, pero ya dí el primer paso para tener una vida emocional y a nivel de salud mejor… y eso que yo voy con ella hace poco…

Lo que yo les diría a los que les pasa lo mismo que a mi es que encuentren un psicólogo que los ayude con el cual sientan que pueden hablar y que están contenidos!!!, yo hay días me siento mal pero hay días que me siento bien!!! y cuando uno hace mucho que no se sentía bien, la verdad tener un par de días buenos es maravilloso!!!!.

Evangelina.

Un Socio Molesto

Soy una persona que jamás confié, y en parte sigo igual, en ningún tipo de terapia psicológica.

Pero, cuando se me manifestó este problema y después de haber intentado muchas soluciones que, o no tuvieron efecto, o fueron parciales, realmente me di cuenta que sin ayuda profesional no podría llegar a una solución.

Así llegué a esta terapia y recuerdo que en mi primera en marzo de 2004 Silvia me hizo la siguiente pregunta, ¿que porcentaje de importancia tiene este problema en tu vida para vos?

Mi respuesta fue contundente, 100% y realmente en ese momento esa era la realidad, afectaba totalmente mi vida, tenía toda mi atención y me distraía de otras cosas más importantes, se había convertido prácticamente en una obsesión.

Con el transcurso de la terapia fui descubriendo que había otros conflictos que debía atender, otros desafíos y que realmente este problema me estancaba y me hacía perder el punto de vista de lo que realmente era importante.

Un día de agosto de este mismo año y continuando con mi terapia Silvia me pregunto cómo estaba con mi problema, mi respuesta me sorprendió a mí mismo” ya no es un problema, a veces está y a veces no, ya sé que es así, si aparecen los síntomas sigo con otras cosas hasta que pasen, mas adelante van a desaparecer”.

Descubrí entonces que tengo un socio en esta aventura que es vivir el cual está siempre conmigo, pero a veces se pone un poco molesto, necesito que este bien conmigo porque si está bien puedo utilizar toda mi energía en en lo que realmente es importante, vivir.

Siempre va a estar conmigo, solamente tengo que aguantarlo cada vez que se ponga molesto y no dedicarle más tiempo que el necesario, ya solo va a volver a la normalidad.

Este último concepto ha cambiado radicalmente mi vida, aprendí que tengo un problema con el cual tengo que convivir, pero no debe llevarme más atención que la necesaria ni distraerme del resto de mi vida, el problema aparecerá y desaparecerá solo en la medida que mi mente tenga otros centros de atención.

Silvia realmente te agradezco por haber podido cumplir mi primer meta, se que todavía tengo camino por recorrer, pero eso es otra historia, lo que si ya no tengo un problema que afecta el 100% de mi vida, solamente tengo “un socio molesto”.

Tony.

Vale la pena seguir insistiendo para lograr una mejor vida

A fines del año 2003 y después de una búsqueda constante, con la consulta a muchos profesionales cayó en mis manos un libro, digo cayó porque me topé con él, ni más ni menos que en la Feria del libro, dentro de un millón de ejemplares y después de leerlo, marcarlo y repasarlo tomé la decisión de buscar a la autora. Por supuesto el libro es: Cómo convivir con un colon irritable (Guía para pasar de la desesperanza a la autoasistencia) de la Licenciada Silvia Bernstein de Gutman. Y la encontré…

Los síntomas dolor abdominal y distensión; constipación por momentos y diarreas en otros, evacuaciones incompletas; presencia importante de moco en las deposiciones; ruidos increíbles en el vientre y muchos dolores de cabeza y otras molestias, pero después de realizar los estudios la respuesta era: está todo bien, está todo bien, otra: no coma…, un sin fin.

Cuando llegué al consultorio de la Licenciada Silvia me encontraba pasando un momento especial, cada vez que salía estaba muy pendiente de lo que me podía pasar ya que tenía una etapa de diarrea que me impedía desarrollar mi vida en forma completa, acompañada de dolores intensos de dolores de cabeza, náuseas, vómitos, mareos y una gran palidez que me hacía asustar de mi misma.

Una etapa muy productiva donde Silvia me hacía anotar diariamente, síntomas, frente a cada situación, pensamientos automáticos, conductas y respuestas alternativas y eso me ayudó a ver con ella, las cosas que me estaban pasando y para resumirlo podríamos definir lo que me estaba pasando como: mucho miedo frente a las diferentes situaciones de la vida, llevándome a un stress constante.

Y cuando llegaba en esas circunstancias Silvia, trataba de calmar mi ansiedad con relajación, y de a poco todo ayudó, también su mano extendida felicitándome porque hacía una semana que no descomponía, dos semanas, tres semanas………..

Otras de las cosas que sentí como muy importante fue su necesidad de que me contactara con cuento especialista pudiera ayudar, ya sea desde la alopatía o desde la homeopatía lo importante para ella era encontrar la forma alternativa para llevar a cabo el proceso de mejorar mi nivel de vida, pero también se preocupó para que viera la posilidad de hacer algo que me guste, como por ejemplo las artesanías que me ayudaron y me ayudan.

Todo esto porque yo me había jubilado después de estar muchos años frente a niños con discapacidad auditiva y me estaba mudando a una localidad a casi cien kilómetros de donde viví, con la melancolía de dejar a mi gente, familia y amigos pero por una razón muy importante, mi casamiento, si, después de muchos años de vivir sola y después de una viudez muy complicada, me casaba.

Todo estaba incidiendo en mí, lo malo y también lo bueno. Pero con Silvia, el trabajo semanal a solas y la coordinación maravillosa que ella realizó con todas las áreas alternativas hizo que pudiera mejorar mi calidad de vida, algo por lo que venía luchando hacía mucho tiempo y nadie parecía escucharme. Hasta que empecé esta terapia y escuché también atentamente y llevé a cabo todo lo que me sugería Silvia. El camino es largo pero vale la pena seguir insistiendo para lograr una mejor vida, pero día a día. En ese camino me encuentro.

Adelina

Mi Experiencia con el Tratamiento

Silvia, a poco tiempo de haber comenzado el tratamiento realmente estoy notando diferencias positivas. Antes de comenzar estaba convertido en un Miopropán dependiente. Si bien aún lo llevo conmigo a todas partes, solo lo tomo en situaciones donde algún alimento me afecte, más allá del síndrome de Colon irritable.

Si bien, aún me falta como para decir que tengo el tema dominado, me estoy sintiendo mucho mejor que al comienzo.

Gracias por tu dedicación en esta patología.

Saludos.

Miguel.

Ahora mi misión es ayudar

Mi nombre es Sandra, tengo 26 años.

Estoy agradecida con Silvia y con mis compañeros de grupo. Realmente logre cortar el famoso círculo vicioso. Las charlas, el grupo y el libro fueron determinantes.

Cuantos más síntomas tenes, más pensas, entonces más síntomas vienen. Ese círculo es necesario cortar. Como trabajo en salud y con pacientes que sufren dolor crónico se efectivamente que el dolor tiene su representación a nivel del sistema nervioso central. Entonces cuanto antes se puedan manejar los síntomas desde el cerebro menos se representaran en el cuerpo. Es necesario cortarlo!! y buscar las causas que los generan. Como yo, y la mayoría de mis compañeros de grupo nos caracterizan causas similares que se basan en una personalidad ansiosa, extremadamente exigente y muy anticipatoria.

Es importante descubrir esto y cambiar la calidad de vida lo que llevara seguro a un cambio en la sintomatología del cuadro.

Además es muy importante no tener vergüenza de hablar de estos síntomas, buscar contención en familiares, amigos y buscar consultar con gente especialista en este tema.

Nadie debe perder las esperanzas, no importa el tiempo que hayan tenido estos síntomas. Hay mucha pero mucha gente con este mismo cuadro. Y mucha gente en la cual me incluyo que se recupera totalmente.

No saben la alegría que sentí al pedir turno con Silvia después de 6 meses de haber terminado el grupo para contarle que ya puedo comer cualquier cosa!!!!, que estoy trabajando muchísimo en lo que me gusta y que me estoy por casar. Nos reímos mucho al recordar su primer pensamiento hacia mí, “cuando te vi la primera vez pensé, que hago con esta chica”. Nos reímos muchísimo y nos despedimos con un abrazo tan grande que nunca voy a olvidar.

Por eso estoy eternamente agradecida. No quiero perder la oportunidad de agradecer a mis padres también que siempre pero siempre estuvieron a mi lado.

Ahora mi misión es poder ayudar a la gente con este problemita. Así que cualquier lector que haya recorrido mis líneas puede contar conmigo para lo que sea.

De: Sandra

Luego de las primeras sesiones comencé a sentir mejoría

Estando de vacaciones en febrero de 2007 comencé a sufrir los síntomas que se presentaban en general luego de las comidas. Los cuales se manifestaban en meteorismos, dolores abdominales y/o diarreas. Estos síntomas se prolongaron durante el resto de las vacaciones y continuaron ya estando en mis actividades diarias.

Concurrí al gastroenterólogo que anteriormente había tenido algunas consultas y con el cual me había realizado estudios, entre ellos video colonoscopía donde hallaron un pólipo que me extirparon (año 2003).

En esta consulta conté mis síntomas y por primera vez escuché hablar del colon irritable en mi persona. Desde ese momento haciendo diversos tratamientos de acuerdo a lo indicado por el profesional, los síntomas desaparecían por pocos días y luego tenía las mismas o peores molestias.

Luego de un tiempo razonable de soportar este problema a pesar de la dieta y la medicación, regresé al profesional el cual me dijo que lamentablemente entendiera que mi enfermedad, si así puedo llamarla, no tenía cura y las medicaciones eran las indicadas (Miopropan y Miopropan T). Continué casi por un año sufriendo toda esta problemática. Sin solución, aparente decidí consultar otro profesional que al cabo de comentarle todo lo ocurrido me dio el mismo diagnóstico. A esta altura ya estaba bastante desesperanzado, pues este problema estaba alterando mi calidad de vida y por ende mis nervios.

Comencé a buscar en Internet soluciones y hallé mucha gente que sufría de lo mismo desde hacía mucho tiempo pidiendo ayuda de forma bastante desesperada.

En una de las páginas estaba publicado el Instituto Gubel, al que llamé solicitando un turno, concerté una entrevista con una gastroenteróloga que me dijo que la medicación estaba bien indicada pero que debía buscar ayuda psicológica y me reiteró que no tenía una cura definitiva.

Por lo que le solicité a ella que me recomendara alguna persona que realizara este tipo de tratamiento.

Me nombró algunos profesionales. Me recomendó como especialista en el tema a la Licenciada Silvia Berstein, que había trabajado en relación con el Instituto ya ahora lo realizaba el tratamiento en forma particular.

Evaluando la situación preferí elegir a alguien especializado en el FAMOSO COLON IRRITABLE.

Solicité telefónicamente una entrevista con la Licenciada para comenzar el tratamiento inmediatamente. Lo comencé rápidamente, a la semana de haberla llamado.

La primera entrevista fue de conocimiento mutuo y desde ya muy amena. Me motivó a experimentar la terapia psicológica conjuntamente con la medicación.

Luego de las primeras sesiones incluyendo algunas hipnóticas, que están incluidas en el tratamiento comencé a sentir mejoría y a no depender continuamente de la medicación, algo fundamental en mi vida.

Al cabo de tres a cuatro meses de concurrir semanalmente y utilizando el CD que Silvia me recomendó para relajación, empecé a sentir más tranquilidad para manejarme con la enfermedad que me resultaba un trastorno bastante molesto y cedían los síntomas que me provocaban tanto mal estar.

Debo reconocer que yo estaba absolutamente convencido que de alguna manera tenía que mejorarme y dejar los medicamentos. Este convencimiento me llevó a una gran mejoría con la ayuda de Silvia.

En este momento luego de casi 16 meses de peregrinar con el colon irritable por distintos consultorios de gastroenterólogos he superado bastante la problemática.

Por lo cual hemos distanciado las sesiones ya que Silvia está de acuerdo a que mi estado realmente ha cambiado, de lo cual estoy muy agradecido a ella, ya que sin su ayuda no hubiese podido llegar a este punto.

Esto fue un trabajo en conjunto, yo como enfermo convencido de que esto me podría llevar a una salida victoriosa y Silvia una excelente profesional experimentada en el tema.

Daniel – Buenos Aires.

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