¿Cómo estamos viviendo los psicólogos y los médicos (gastroenterólogos y psiquiatras) la práctica clínica en la era COVID?
Interesante devolución de las alumnas de una formación en una Diplomatura de Psicogastroenterología que dirijo a propósito de la atención clínica en la ERA COVID.
LIC. SILVIA L. BERNSTEIN
Dada la realidad “extra-ordinaria” que estamos transitando, en la última clase, le planteé al alumnado la pregunta disparadora “¿Cómo están viviendo hoy por hoy la atención clínica diaria y cómo ‘se preservan/cuidan’ en sus vidas personales, debido a la sobrecarga de estos tiempos?
Me pareció muy interesante darlo a difusión, tal cual fue verbalizado por las profesionales que concurren a la formación, ya que los trabajadores de la salud mental en general, estamos muy “atravesados” por esta crítica e inédita situación, tanto en nuestras vidas personales, como para recibir, contener, y acompañar la intensa demanda y la epidemia psiquiátrica reinante y creciente en todo el mundo.
Sabemos, además, que la condición básica y elemental para poder hacerlo es tratar de mantenernos en nuestro “centro” y cuerpo psicofísico lo más saludablemente posible.
Como dicen sentirse y cuidarse:
• “Me fueron pasando emociones distintas mes a mes, casi como una montaña rusa de emociones… Pasamos de percibir durante meses angustia para percibir ahora tristeza”
• “Siento Fastidio, noto mayor irritabilidad en mí , atiendo el doble que antes, amén de mis roles tradicionales”
• “El encierro es tedioso y extraño el contacto físico”
• “Siento más tensión, tomo más masaje, hago práctica de Tai Chi.”
• “Practicando técnicas de mindfulness, Hatha Yoga para aminorar mis contracturas cervicales”
• “Conectándome lo más posible con la tierra, las plantas, la huerta”
• “Haciendo un taller de psicoterapia compasiva.”
• “Apelando a la risa, amigos, aunque sea por encuentros virtuales”
• “Prendiendo el fuego en la chimenea, tratando de cocinar en los ratos libres ya que me da placer”
• “Haciendo más actividad física, salgo a caminar 40 km por día o en bici.”
• “Leo y escribo”
• “Sin ver televisión. Me acuesto temprano. Por las mañanas, me tomo una hora libre para desayunar tranquila antes de que explote el teléfono pidiéndome cambios de horarios”
• “Pinto y hago manualidades”
• “Trato de no tomar más pacientes de los que sé que puedo ayudar. Derivo a otros colegas”
• “Me nutro de los buenos vínculos, hago más actividad física que antes de la pandemia y la realizo a través de la app -, “
• “Me cuesta hacerme el tiempo y hacer yoga online. No soy constante con las App”.
• “Trabajo más que antes y siento otalgias, que decodifico como sobrecarga por lo que escucho. Hay momentos en que hasta me molesta el canto de los pájaros.
• “Esta sobrecarga de trabajo se expandió hacia otros espacios personales. A la vez no me reúno con amigos y extraño ese espacio”
• “Les decimos a los pacientes la importancia de tomarse un tiempo para ellos; sin embargo en nuestras vidas personales nos cuesta llevarlo a la práctica.”
• “Muchos pacientes están tan desordenados que siento que no tengo feriados, no tengo puentes, no tengo fines de semana”
• “Me siento “detonada” en estado de alarma constante.”
• “Tengo insomnio. Igual que muchos de mis pacientes ”
• “Me reflotó una gastritis compañera de vida”
• “Tuve a familiares con neumonía bilateral con miedo a que se mueran, viviendo en carne propia los temores de mis pacientes. Estoy Resignificando la profundidad de este tsunami.”
• “Al terminar de atender y para descansar la mente, en vez de ver noticieros antes de acostarme, veo comedias, me alimento con pequeños placeres cotidianos”
• Todas las personas y los pacientes sentimos miedo: la muerte de personas cercanas lo incrementa. y también en los que asistimos, si se mueren nuestros pacientes, la desazón y angustia crece. Nunca había tenido en mi vida asistencial tantos muertos”
• Ahora que entramos a la casa de los pacientes, nos muestran sus mascotas, sus juegos y en la práctica del consultorio, trato de recuperar lo lúdico, lo que nos hace bien. A todos.
• “Continúo con mi terapia personal que no abandono y sin la cual no podría transitar estos tiempos.”
• “Al mismo tiempo, me siento bendecida porque tengo trabajo y por poder continuar trabajando en estos tiempos a través de la telepsicologia que resulta también efectiva afortunadamente ”
Cómo vivencian la clínica actual
• Recibo una irrupción de llamadas o mensajes para reprogramar los turnos.
• Hay Mucha demanda cardiológica y oncológica además de Psicogastroenterologica.
• Percibo desborde y frustración en la mayoría de los que piden asistencia.
• Lo que al comienzo era miedo al contagio, se transformó en un hartazgo y el mal humor generalizado.
• Se percibe claramente que gatilló en mucha gente experiencias traumáticas no resueltas, con abusos tapados.
• Hay mucha demanda por crisis de pánico y traumas y un cansancio psicofísico que ya no da para más.
• La soledad al no poder tocar a los pacientes es un ítem central .Estar en aislamiento es una de las peores cosas que puede pasarle a un ser humano. Sin el contacto piel a piel, al ver al médico, “solo ven dos ojitos”.
• Trabajo muchas más horas que antes y frente a la pantalla, con todos sus beneficios y perjuicios. Si se cae internet es un estresor importante que obtura la posibilidad de hacer la sesión y desgraciadamente es una variable frecuente.
• Hay mucho incremento de consultas por trastornos de ansiedad y problemas digestivos de toda índole. Se hace necesario trabajar con el cuerpo como psicoterapeutas con los pacientes, ya que hay una intensificación del” reflejo de alarma “que está activado todo el tiempo.
• Al haber preponderancia de teletrabajo, muchos no pueden interrumpir para hacer las sesiones en las horas fijadas.
• Observo que los padres están desesperados. Los chicos se sienten aislados con el Zoom y no pueden ver a sus amigos. Perciben que al colegio no les interesa si hacen o no la tarea, y los padres recurrieron a hacer sus propias terapias porque se desesperan.
• No sabemos qué consecuencias tendrá a largo plazo en lo educativo y en la conexión con el otro, ya que no hay información al respecto.
• No estábamos preparados para que nos pase esto. Nos cuesta contener a los niños o a los pacientes al 100% y eso angustia .Nadie estaba preparado para tener “el colegio en casa y la oficina en casa”.
• Muchos pacientes no quieren hacer sesiones online porque pierden intimidad y dejan de venir o dejan el tratamiento.
• Todo el mundo está harto del zoom.”
• La franja adolescente es una de las más lastimadas: de la ilusión de las fiestas de quince y los viajes de egresados, solo queda el deseo y la frustración. Hoy hay que estar aislados.
• En este segundo año de pandemia todo se potencia, a la cabeza el cansancio, y para muchos el dilema de aplicarse o no la vacuna dado el desconocimiento de su efectividad y secundarismos es un tema frecuente.
• Ahora que entramos a la casa de los pacientes, nos muestran sus mascotas, sus juegos y en la práctica del consultorio, trato de recuperar lo lúdico, lo que nos hace bien. A todos.
En lo personal, aspiro a que pronto podamos regresar al formato del consultorio presencial, con la excepcionalidad del virtual si las distancias o dificultades psicopatológicas lo ameritan.
Al decir del filósofo surcoreano Han “sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones…, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, que es lo que hoy la situación internacional permite y las tecnologías facilitan.”
Terminaremos este testimonio de época, con una convicción y esperanza certera: “Hay que ponerle mucha esperanza y ver el medio vaso lleno, confiando en que esto también pasará”.
Estamos transitando una “enfermedad trauma” y como psicólogos o médicos necesitamos nutrirnos de ricos soportes para nosotros mismos (buenos vínculos, diversión, distracción) para poder asistir y sanar junto a nuestros pacientes, de la mejor manera posible.