¿Cómo se relacionan tus experiencias traumáticas con los síntomas de colon irritable?
Muchas veces se me pregunta por qué es importante el vínculo entre la enfermedad crónica, (colon irritable), y el trauma.
Sabemos que las situaciones traumáticas que tenemos a lo largo de la vida, pueden quedar inscriptas como un TEPT o Trastorno de Estrés Postraumático si no pueden ser bien “digeridas” por el cerebro, tanto como un alimento indigesto para el estómago no puede ser tragado.
El TEPT produce alteraciones neurobiológicas, incluidos niveles de inflamación más altos, que afectan negativamente a la salud y puede disminuir la adherencia al tratamiento médico.
De igual modo, noto que los enfermos que me consultan se encuentran la mayoría de las veces padeciendo un estrés postraumático por sus sintomatologías crónicas, es decir, que los mismos eventos como no llegar al baño, tener que retirarse de reuniones, pasar mal sus excursiones en vacaciones y un sinfín más de situaciones, son vividas e instaladas como un trauma.
El trauma viene de dentro. Se vive al propio cuerpo como fuente de peligro y, como tal, puede parecer que no constituye un refugio seguro.
Sobresalen la conmoción, la incredulidad, el terror, la creciente ansiedad por el futuro y la desilusión.
Para muchas personas que viven con enfermedades crónicas, volver a experimentar lo padecido es particularmente vivido durante las interacciones con los médicos y hospitales.
Transitar por el hospital puede causar pánico; La perspectiva de los procedimientos de prueba y tratamiento crea una tremenda ansiedad. Algunos tienen recuerdos particulares : un procedimiento fallido, una estadía en el hospital en la que su dolor fue implacable, un médico antipático. Otros registran fragmentos de memoria que no han sido procesados y por ende, no logran una narrativa coherente quedando aterrorizados.
Los síntomas en las personas con enfermedades crónicas a menudo se manifiestan como una conciencia intensa de las sensaciones corporales.
Un buen número de los pacientes que veo han sido despedidos por sus médicos como hipocondríacos; sin conciencia ni diagnóstico correcto que los identifique adecuadamente como un síntoma de trauma.
En mi práctica clínica, percibo que al tratar los síntomas digestivos del intestino Irritable y la Dispepsia Funcional mediante distintas técnicas que permiten reelaborar los traumas, la sintomatología disminuye, las redes neuronales se limpian y quedan libres para volver a exponerse en situaciones futuras, sin que el enfermo tenga que evitar angustiosamente y pudiendo afrontar lo que le convida su vida.
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