Resulta sorprendente observar en las investigaciones que de un tercio a la mitad de los niños con dolor abdominal recurrente (RAP) siguen reportando dolor abdominal y síntomas asociados cuando son adultos.
Esto se debe a factores genéticos, ambientales y de aprendizaje social.
Además de lo fundamental que resultan las influencias genéticas, existen claras evidencias del aprendizaje de los hijos de padres con Síndrome de Intestino Irritable (SII) relacionado como factor de riesgo de desarrollar un trastorno funcional gastrointestinal (TFGI) independiente de la genética.
Los hijos de pacientes adultos con intestino irritable hacen más visitas a los centros de atención a la salud que los de padres que no padecen intestino irritable aunque este patrón no se limita a las dolencias gastrointestinales.
Los niños con dolor abdominal recurrente tienen niveles más elevados de ansiedad y depresión que los niños sanos y los altos niveles de depresión predicen síntomas de persistencia durante un período de cinco años.
De esta manera muestran una baja competencia académica y corren un riesgo particular de evitar la escuela en respuesta al dolor abdominal. Esto puede convertirse en un patrón que persiste hasta la edad adulta.
Numerosas dolencias somáticas y síntomas más prolongados en niños con dolor abdominal funcional también son asociados con altos niveles de estrés, ansiedad, depresión y somatización en sus padres.
Este patrón es válido para síntomas maternos y paternos, sugiriendo que un niño puede aprender conductas de enfermedad de cualquiera de los padres.
Fuente: Roma III – Trastornos gastrointestinales funcionales – Tercera Edicion
Degnon Associates, Inc. McLean, Virginia.
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